Parto natural

El tiempo vuela y casi me es imposible encontrar un rato libre para escribir y ordenar alguna idea digna de ser publicada en la bitácora.
Últimamente ha vuelto a salir en prensa el tema del parto natural, es evidente que algo pasa en el ambiente cuando periódicos como EL PAIS, Martes 17 de Abril, dedica una página a los intentos del sistema sanitario en recuperar algo que nunca debió perderse o descuidarse.
Hablando en Portugal, en un intercambio de colegas, les comentaba que me molestaba el término “parto humanizado”. Antes el parto asistido por una comadrona era un parto humanizado y natural y no hacia falta más adjetivos.
Reconozco que muchas colegas profesionales cansadas, poco motivas e irrespetuosas con las mujeres, no facilitaron una buena imagen de esa posibilidad, que fue arrasada en el tiempo por la impronta de la seguridad tecnológica, el equipo médico y la analgesia obstétrica, pero en todas las profesiones, hay profesionales poco éticos, irrespetuosos o incapaces de dignificar lo que hacen.
Ahora, pero se da otro equivoco en el tema del parto natural, que me preocupa. Hay una corriente anglosajona de “parto instintivo” o “salvaje” –en su versión sudamericana- para el tema (parece que todo el mundo fuera de mi profesión necesita disfrazar la experiencia).
Pero, en realidad ¿qué define un parto natural? Se habla en ese contexto de mil cuestiones, a veces ligadas a frenar la tecnificación de la medicalización de la vida y no de la vivencia de los seres humanos en esa experiencia.
Dos amigas psicólogas dirían que no hay partos naturales que los humanos estamos atravesados por el lenguaje y que no se puede plantear eso así; yo en algo estoy de acuerdo de ese discurso, porque me parece que se utiliza el término natural como comodín mediático y vanguardista de algo que es preciso permitir que ocurra de un modo más íntimo, personal y afectivo. (El protocolo de parto natural del Consorcio HCP-Maternidad, es un ordenamiento básico de la asistencia tradicional a un parto normal).