COMADRONA INDEPENDIENTE

opiniones sobre parto natural que puedan guiar a las mujeres

Monday, January 12, 2009

BALANCE OBSTETRICO

Me hubiera gustado empezar el año con una agradable bitácora pero no toca eso. Como dice el dicho: “Año nuevo, vida nueva” yo también he tomado decisiones y eso espero que no solamente sea por la reacción que siento ante una obstetricia que va sin rumbo, sino que corresponda a una actitud más realista y más útil (si se puede decir así).
Resulta que ahora esta de moda (cierta imposición ideológica) parir naturalmente, lo que ha suscitado que diversos servicios en la sanidad pública hayan aceptado el compromiso de atender esa demanda, los otros servicios que no se han apuntado al tema, están además ciertamente hostiles, por lo que todavía más se ha dicotomizado y confundido el panorama. También hay profesionales privados o mutuales que abogan en un criterio falto de absoluto rigor y prudencia profesional una asistencia más cercana a los desastres pero con un punto en común en todos ellos poner a prueba a las madres y sus hijos en una historia fuera de ellas mismas, decididas y alejada de la realidad de lo que acontece por perseguir una idea a todas luces mal comprendida.
Parir naturalmente no significa volver a la obstetricia del siglo XIX, no puede ser que hayan mujeres con bolsa rota sin protección antibiótica (aunque el hemograma sea normal, el PCR subiendo) “caminando” por la calle con contracciones cada 5 minutos en una evolución infructuosa de 60 horas para acabar con peridural, agotamiento materno y kristeller pero eso sí sin episiotomía (pero atención si el periné no está trabajado y la mujer no presenta cierta elasticidad hasta el criterio de no hacer episiotomías puede ser iatrogénico).
NO puede ser que delante de hipodinamias evidentes por cefálicas que no encajan se deje a las mujeres (con o sin referencias lumbares dolorosas) evolucionar porque se pretendía en origen un parto natural.
No es posible que por disminuir la tasa de cesáreas, clínicamente se valoren desproporciones materno-fetales, que deben de cursar pruebas de parto infructuosas para “corroborar” que no iba a ser posible el parto vaginal.
No puedo seguir prestándome a esta esquizofrenia absurda, que como no tenga límite, puede alzar la morbi-mortalidad materna y fetal a cotas insospechadas a finales del siglo XX. Pero eso no quiere decir que abogue por instrumentar los partos pero si me parece que debo de gritar que no se puede ejercer olvidando todo lo que se ha aprendido en el siglo XX, sobre la conducción clínica, obstétrica y perinatal de la gestación y el periodo del parto.
Si hay un asinclitismo, se va a tener que observar con más precisión la evolución de esa presentación y el desarrollo del trabajo de parto. Si existe de antecedentes una cesárea anterior se va a tener que mimar esa dilatación y no prolongarla excesivamente. Si aparece una cefálica en dorso derecho posterior en una mujer con problemas crónicos en su articulación lumbo-sacra y encima que cursa con cierta alteración del latido cardiaco y una evidente hipodinamia, se debe tener una actuación concreta y dirigir esa situación y no dejarla evolucionar a costa del agotamiento materno, de la perdida de confianza y dignidad de la madre, del posible riesgo neonatal y después de horas de parto estancado sin resolución, optar por: vía peridural (pidiéndola a gritos la mujer), amniorexis artificial, oxitocina que no responde, hacer progresar el parto con una dilatación manual para acabar haciendo descender al bebé a golpe de kristeller y magullamiento perineal con la consiguiente compresión de la calota fetal y el sufrimiento fetal inevitable en esa situación intensamente violenta y estresante. Resultado el bebé lleva llorando 5 días y le ha costado 48h. realizar una correcta succión y ya veremos que otras consecuencias aparecen.
Y como esta situación puedo describir algunas más que he tenido la triste experiencia de presenciar (agradeciendo la deferencia de que me permitieran estar y pidiendo disculpas por si mi modo de ser haya podido molestar a algún profesional del equipo). Hasta aquí he llegado, no puedo más porque creo que no sirve de nada que propugne cierto discurso, cuando las mujeres no saben a que atenerse por que no tienen claro que pasa, cuando mis colegas profesionales no me creen en mis diagnósticos de presunción y cuando el resto del equipo obstétrico pasa de querer trabajar en equipo y conjuntamente.
En estos momentos prima más por parte del equipo que la mujer (y su familia) tenga la impresión de que la asistencia individualizada se traduce en el intento (estupido) de que piensen-vea-perciban (no se que palabra utilizar) que se ha intentado todo (sin criterio diría yo) es decir: esperar, no intervenir, dejar que la mujer acabe pidiendo lo contrario de lo que parecía desear, pero eso sí, con pelotas, con buenas palabras, con armas verbales de doble filo que no sirven para nada desde un punto de vista práctico (Delante de una hipodinamia es más práctico hacer una anmiorexis artificial bien hecha y dejar la habitación en penumbra con libertad de movimientos y agua cuando la mujer aún esta “entera” que esperar mínimo 4 horas más para acabar con una mujer desquiciada, llorando y con el “pack” completo, antes mencionado, por poner sólo un ejemplo). A momentos siento que se quiere castigar a las mujeres cuando deciden intentar algo con sus experiencias o bien se las remite a la alternativa (que adquiere en ciertas formas carácter suicida) de parir en casa para intentarlo aunque existan factores de riesgo o otras limitaciones.
Por todo ello y porque creo que en el fondo no sirve para nada la manera que he intentado encarar mi ejercicio profesional en una atención individualizada, incondicional y estable en todo el proceso de la gestación, parto y puerperio. Así he decidido, que ofreceré servicios de “preparación maternal” por sesiones, en mi consulta, con cierta sugerencia y potenciando los partos vaginales, fisiológicos y “naturales” pero que solamente acompañare a las mujeres que nos pongamos de acuerdo para la asistencia a un parto en casa sin riesgos (para los que cada vez pongo más condiciones y exigencias), lo que significa que dejo de intentar acompañamientos para partos naturales iniciados en casa para proseguir en centros asistenciales, en una idea de globalidad asistencial que no encuentra su lugar en el panorama actual y que es a todas luces un esfuerzo inútil, estresante e infructuoso, además de que encarece enormemente las decisiones femeninas con respecto a sus intentos de vivirse sin interferencias innecesarias sus experiencias corporales de maternidad.
Siempre he creído que podría ser una buena idea, la de un seguimiento concreto, individualizado y completo, pero como siempre, o me he adelantado a algo que esta en el aire o falta tanto compromiso profesional con el sentido del propio trabajo y el exceso de las cargas laborales que no hay lugar en la realidad para que adquiera sentido este intento, que le vamos a hacer.
Solamente me queda esperar que las mujeres puedan intentar ser más realistas en sus deseos y que los equipos prueben de no acabar ejerciendo castigos cuando las evoluciones obstétricas no aseguren una continuidad de franca viabilidad en el nacimiento de nuevos seres humanos.
Enero 2009.