COMADRONA INDEPENDIENTE

opiniones sobre parto natural que puedan guiar a las mujeres

Monday, February 09, 2009

DERROTAS O RENUNCIAS

Viendo llorar a Roger Federer ayer (1 Feb), inicio el mes (que rápido pasa el tiempo), me plantee hasta que punto estaba mal orientado. Es normal que ante “los combates” las pérdidas resulten desalentadoras pero quedarse atrapado en la derrota, es quizá la trampa propia de un ego incapaz de ir más allá de lo que está ocurriendo.
Con mi esposo lo comentábamos y él me decía que no había estado preparado para ello y a mí me parecía una laguna imperdonable en un deporte de alto nivel. ¿Cómo no ha aprendido a gozar del otro/con el otro cuando se encuentra a la par, en un mismo nivel? ¿Cómo al llegar a tales cumbres no se han planteado que para jugar con libertad es preciso haber renunciado antes de que te puedas sentir desplazado porque estabas mal posicionado en ti mismo?
Todo ello viene a cuento a un cierto paralelismo con el dar a luz en casa y de un modo natural.
En estos momentos hay una considerable presión en “no hacer nada” porque es fisiológico el hecho y para dejar que el proceso del parto “se desarrolle naturalmente” porque parece que todas las incursiones profesionales están o fuera de lugar o no tienen suficiente evidencia o interfieren (lo que es todavía peor) en el devenir del parir. Las mujeres ante ello (me pregunto) cómo se deben sentir, en que lugar se las permite estar, que deben esperar, cómo se “pueden preparar”, porque con esas afirmaciones se plantea un camino incierto, corporal (en el sentido más imprevisible y angustioso: cabe recordar que el cuerpo habitualmente es silencio) y sobre todo contrario a cualquier propuesta exterior: ubicándolas con respecto a lo que pueda acontecer (en su asistencia) en una actitud hostil como si “el otro” (aquí me refiero al profesional de la salud) fuese el que en el fondo determinará lo que les va a ocurrir producto de sus sugerencias, iniciativas y atenciones sanitarias.
Mal enfoque, donde la mujer no puede abandonarse en confianza para ir al encuentro del bebé, bajo el paraguas (es imposible no nombrarlo este invierno) del vínculo humano, de la posibilidad de ser. Su propia persona, su cuerpo, sí misma en lucha contra su objetivo evidente: dar a luz, cuando dar en un don y una donación, una renuncia que la mujer que deviene madre es capaz de poner en juego en sí misma no como consecución o como meta sino como entrega.
No se puede ser “coaching” de parto, estamos en otra dimensión y para la mujer pariendo es fundamental la confianza. Para los que la rodean sus capacidades de servicio, consagración y respecto a la mujer y su bebé naciendo y ello, a veces puede comportar, para el buen devenir del binomio madre-hijo en el parto: amniorexis, estimulaciones,… lo que sea preciso incluida la cesárea; otra historia es la obstetricia del siglo XVIII, donde las muertes formaban parte del tema y se asumía esa hipótesis como probable pues la vida femenina sólo tenía sentido pariendo hijos.