SENTIDO DE LA RELACION TERAPUETICA

Se habla últimamente mucho de educación sanitaria pero se incide que es algo más que ofrecer información. Se comenta que es necesario que el paciente sea competente y se habla de enfermedades crónicas y de gasto sanitario. Se promueven estrategias para incentivar la demanda (o para estimular la oferta?!) para el parto vaginal normal. Y claro a mí, que tengo ese punto docente por el hábito y la experiencia, la tendencia a la reflexión –intento que no sea en exceso “comerme el coco”- y el rigor que me acompaña (por decirlo suavemente) se me ocurre que es el momento de las comadronas, su momento para visionarse y para hacerse visibles; su tiempo para decir a partir de su bagaje y de su quehacer cotidiano donde se encuentran, cómo se encuentran (no tanto que quieren, pues ya sabemos a donde lleva eso en la actualidad), qué precisan y necesitan para su compromiso profesional con las mujeres.

No quiero hablar de la problemática laboral de la partería, sino del sentido de nuestra labor para poder influir en el modo de encararse ante otra mujer, en la manera de mostrarse –que no demostrar- como guía en el terreno de la fisiología obstétrica al hablar de salud procreativa en las consultas prenatales, intraparto y puerperales.

Ante cualquier mujer que nos solicite servicios, que se nos dirija con intención, con necesidad es preciso saber que podemos ofrecerle y hacerlo teniendo presente sus características y también sus debilidades o déficit individuales. Se tienen que admitir excepciones, facilitar respuestas adecuadas y pertinentes, valorando hasta que punto se pueden alterar las cosas por las circunstancias al caso para poder adaptar las opciones existentes a la realidad personal.

Entender al otro como competente, no significa ahorrarse nada, significa posibilitarle cierto nivel de conciencia para que sea capaz (de ver, entender, decidir, actuar) y ayudarle a poner en palabras lo que sucede (ocurre, siente, percibe) No hay que hacer psicoanálisis, no es una afición a la psicoterapia la que nos moviliza en la dirección más personal de cualquier mujer.
No nos ocupamos directamente de las pulsiones inconscientes y de los problemas emocionales, pero se tiene que conocer y saber lo suficiente sobre ellos para reconocer su presencia.
Se ha de tener un profundo respeto a la naturaleza inconsciente y también a la espontánea e instintiva, pero no para apoyarse o estar expectante sino para no reforzar las tendencias autoritarias inconscientes e infantiles.

Es un difícil equilibrio situarse frente al otro, en una posición de respeto, combinando servicio y autoridad (en el sentido de saber hacer) y por tanto no ser ni excesivamente permisiva en los anhelos o demandas “mal” enfocadas (tan solo bajo el ego, por ejemplo), ni demasiado exigente en las actitudes o respuestas de acción que puede conllevar la propia responsabilidad en la autogestión del tema de la fertilidad.

Empezamos el curso.